Cuando la educación no conoce límites

Es del distrito de Yuty, del departamento de Caazapá, pero enseña en una localidad llamada Mbocayaty, donde se encuentra la escuela San Vicente Ferrer. Es profesor de lengua castellana, guaraní y de educación artística.

No obstante, Lezcano cuenta que nada representa un obstáculo para él. “Tengo mis limitaciones […] eso no me dificulta escribir en la pizarra, planillas, hacer planeamientos… Soy normal”, expresa en un tono gentil.

Por otra parte comentó que en los documentos figura que su salario es el sueldo mínimo, pero con todos los descuentos recibe libremente G. 1.300.000. “Tengo un hijo de tres años… michî, nda che rupytyveima voi” (es poco, ya no me alcanza más), señaló con respecto a su sueldo.

 

Egresado de la Universidad Católica, aclaró que antes de ser docente trabajó en una radio y que vendía chipas y helados para sobrevivir. “Soy de familia humilde, tengo que trabajar para salir adelante. Mi vida no fue fácil para llegar hasta donde estoy”, apuntó.

Agrega que no cree necesitar una prótesis, dice que no depende de nadie para cumplir con su rutina diaria.

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