Marcharán exigiendo justicia para Naili

Jorge Bareiro, padre de Naili, señaló que es una situación muy difícil y que el dolor es muy grande porque se trató de su hija que estaba en la “flor de la edad” y más aún por las circunstancias en que se produjo su muerte. “Superar yo creo que va a ser difícil, porque al hablar y recordar todo siempre está presente la hija”, expresó entre aflicciones.

Leé más: Por un celular, mataron a universitaria de un balazo

No obstante, dijo que “Dios quiso que pase esto y ahora seguramente ya la tiene entre sus ángeles”, recordando que la joven, que tenía 20 años, era la mayor de tres hermanas.

Con relación concretamente al caso, aseveró que ha conversado con la fiscal interviniente, Claudia Penayo, y que estaban avanzando con las investigaciones en conjunto con la Policía Nacional. “Yo creo en la justicia divina y que van a caer estos asesinos”, expuso el hombre en referencia a los motochorros que mataron a su hija, añadiendo que “de acuerdo a los datos que van recabando ya van a poder no sé si identificar, pero sí ya tener las pruebas”.

Nailí cursaba el tercer año de la carrera de Odontología en una universidad privada de Asunción. En este sentido, el padre comentó que estaba viviendo en Lambaré en la casa de una tía, precisamente para facilitar los viajes hasta la casa de estudios, teniendo en cuenta que ella era oriunda de Cabañas, Caacupé.

Los residentes de la compañía Cabañas marcharán desde su comunidad hasta la plaza Teniente Fariña de Caacupé. “Ella era muy conocida por los jóvenes acá porque siempre fue muy carismática y bondadosa, muy hondo cayó también en ellos y por eso organizan una marcha pacífica. Nos pidieron que les acompañemos y ahí vamos a estar”, expresó Jorge.

Naili Bareiro fue asesinada de un balazo por motochorros en la zona del microcentro de Asunción luego de resistirse a entregar su teléfono celular. El lamentable hecho ocurrió en la madrugada del miércoles 15 de agosto frente a un conocido bar del centro capitalino, en la intersección de las calles Palma y Garibaldi.

Comentarios