Dicen adiós a las adicciones y hoy son flamantes panaderos

Luego de tres meses de capacitación, 29 personas, entre ellos usuarios del Centro Nacional de Control de Adicciones, limpiavidrios y otros, se recibieron hoy de panaderos y reposteros, tras culminar con éxito el curso realizado mediante el Sistema Nacional de Formación y Capacitación Laboral (SINAFOCAL), dependiente del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, en el marco del plan de reinserción social y laboral a través de la terapia ocupacional.

Se trata de un emprendimiento llevado adelante entre el Centro Nacional de Control de Adicciones del Ministerio de Salud y SINAFOCAL, con el apoyo del gobierno alemán, a través de un proyecto elaborado conjuntamente con la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Humanos (ADRA).

Los alumnos aprendieron a elaborar distintos productos salados y dulces, panes, pancitos, galletitas, coquitos, masas, bizcochos, tortas y diversas recetas de repostería.

El curso fue dirigido a pacientes ambulatorios y estabilizados. “El usuario de drogas, hasta que se estabiliza, pasa un tiempo; y lo que nosotros queríamos es contar con alumnos que cumplieran con todas las exigencias del curso, que se hacía tres veces a la semana”, detalló el Dr. Manuel Fresco, director del Centro Nacional de Control de Adicciones.

El profesional puso en relieve que esta herramienta con la que salen los usuarios puede causar un gran impacto en sus vidas. “En la persona que salió recuperada pero sin capacidad u oportunidad de trabajar, la chance de reincidencia es mucho mayor. Encima, si comienza a drogarse de nuevo, seguro terminará robando, que es la manera que tiene de conseguir su droga”, remarcó el Dr. Fresco, al tiempo de señalar que la panadería y repostería es un área de rápida inserción laboral, poniendo como ejemplo que cinco de los alumnos egresados hoy no estuvieron presentes para retirar sus certificados porque ya se encuentran trabajando.

Por su parte, la Lic. María Victoria Diesel, titular de SINAFOCAL, destacó que se abrirán más puertas para cada uno de ellos, pues la certificación de la finalización del curso ofrece las garantías para los empleadores de que estas personas están recuperadas e hicieron el esfuerzo y merecen una oportunidad. “Ellos están capacitados para producir. Aquí tienen instalada una panadería que fue en parte una donación del gobierno alemán. Ellos pueden producir en la panadería para la institución o también pueden formar su propia microempresa”, sostuvo.

 

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