Mosto y chipá, infaltables en la ruta

A sus 73 años, doña Anacleta Arzamendia Vda. de Montiel sigue sosteniendo la caña de azúcar que al pasar por los rodillos de su viejo trapiche de madera deja fluir el dulce zumo.

La ayudan en la tarea su incansable compañero, el buey ?Blanco?, y su hijo José Tomás. Esta vez está contenta porque una de sus hijas, Sonia, regresó de España luego de diez años y le trajo un nieto, el pequeño Xavier de un año y siete meses.

Otro de los trapiches, aunque movido con motor de motocicleta, es el que utilizan Pablo Paredes Coronel (61) y su socio Amalio González.

Paredes tiene 14 hijos y hace quince años se dedica a este rubro en Caacupé para la festividad mariana. El resto del año trabaja como macatero. ?El año pasado vendí unos 500 litros, pero ahora parece que el panorama está mejor?, vaticina.

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