El Ministerio de Salud confirmó 218 fallecidos en la jornada, con lo cual la cifra total asciende a 10.129. En tanto, los contagiados suman 488.007.
El país sudamericano parecía tener a raya al virus gracias a la estricta cuarentena que impuso el presidente Alberto Fernández el 20 de marzo con apenas un puñado de casos. Cinco meses después, el escenario cambió por completo. La crisis económica y el hastío por tanto tiempo de encierro le quitó apoyo y acatamiento a la medida sanitaria por parte de la población, mientras las autoridades también relajaron el control.
“Es un número alto, que si bien estaba dentro de las hipótesis cuando aparece nunca es bien esperado”, dijo a AP el infectólogo Eduardo López, miembro del comité de expertos que asesoran al presidente. “Tendremos una curva de aumento en las próximas tres semanas, y pensamos que luego de la cuarta de septiembre los casos van a amecetarse o bajar lentamente”, proyectó.
Argentina superó la barrera de 10.000 muertos pocos días después que la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva advirtiera que los profesionales de la salud están al límite de sus fuerzas.
El gobierno reportó este lunes que la ocupación de camas en unidades de terapia intensiva ronda el 62% en todo el país y 67,8% en AMBA (la capital y los suburbios que la rodean).
“En este momento el sistema está tenso, especialmente en las áreas de terapia intensiva, pero todavía el área ocupacional no está saturada. El personal médico y auxiliar está realmente cansado con la presión que están teniendo”, dijo López, quien adelantó que el Ministerio de Salud evalúa capacitar para atender en terapia intensiva a médicos y enfermeras de especialidades afines en caso de escasez de personal.
Con información de The Associated Press.