Bale, ataviado con la equipación de Gales, se colocó en la zona del museo dedicada a los deportistas. Se puso junto a la figura de cera de su compañero Cristiano Ronaldo y así, hierático, esperó a que pasaran los visitantes. Cuando se acercaban, Bale les asustaba con gritos fantasmales y moviendo los brazos. Una de las visitantes, al ver la estatua tan lograda, se paró ante el jugador y dijo “pero si es él”, y el jugador, sonriente, corrió a saludarla.
Con información de 20 minutos.
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