¡Oh, SANTI!

Por supuesto que uno pueda afiliarse al Partido que quiera. Y cuando quiera, siempre que tenga la edad y la formación que permite el discernimiento. Creo que 38 años es un tiempo adecuado y suficiente para asumir tal status. Por lo que una persona, a esa edad, bien puede cambiar de Partido. Pero afiliarse para conservar un cargo como lo hizo el ministro Santiago Peña, no está muy bien que digamos …aún con las motivaciones que el mismo expusiera para explicar el triste brete en el que le puso el Presidente Cartes durante la pasada convención colorada. Demás está decir que tampoco era el lugar y el momento para tan delicada decisión.

Si le otorgábamos valor a la tarea del MH era el hecho que precisamente se trataba de un elemento no adicto al sistema partidario. El detalle le otorgaba legitimidad, credibilidad y confianza en su eficiencia. La ciudadanía hasta miraba con hostilidad a quienes -desde el Parlamento o sus cercanías, pretendía modificar las pautas de rigor que el Señor Ministro había impuesto al Presupuesto Nacional de Gastos de la Nación.

Y en cuanto al Gobierno de Cartes, hasta podía ufanarse del hecho que la política financiera del país no estaba teñida de colores partidarios. Como debe ser. Ahora YA NO.

Al Ministro de Hacienda le impondrán la “lealtad partidaria” y se la impondrán especialmente en las puertas de una elección Nacional. Hasta se diría que ahora será más fácil desprenderse de él. Y si sucediera, si sucede que al Sr. Santiago Peña lo sacan por lo “responder a las expectativas de los afiliados” … no será igual que si saliera por la puerta grande por haber conservado la dignidad y sus escrúpulos.

 

 

Por Jorge Rubiani.

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