Orígenes del Ku Klux Klan

Sin relación con el crimen organizado, pero sí con otros tipos de actividades criminales, y como sociedad secreta en sus principios, hoy actúa a cara descubierta y sus acciones se limitan a aprovecharse del derecho a la libertad de expresión que garantiza la Constitución de Estados Unidos para seguir propagando su mensaje de odio.

El Klan ha tenido tres encarnaciones: el original fue fundado en 1866 por seis soldados confederados en un club social de Tennessee, y al año siguiente celebró su primera gran reunión, en la que se establecieron como “el Imperio invisible del Sur”.

Su primer líder fue el general confederado Nathan Bedford Forrest, que tomó el título de Gran Mago, por debajo del cual estaban las subcategorías de Gran Dragón, Gran Titán y Gran Cíclope.

Fue la época de los ataques contra escuelas e iglesias atendidas por negros, y contra los primeros cargos públicos de esa raza elegidos en las convenciones constitucionales de 1867 a 1868: el 10 por ciento de ellos sufrió atentados, y al menos siete fueron asesinados.

Ya entonces adoptaron su vestimenta de túnicas con capuchas blancas, y la noche como campo de acción. Su impunidad quedaba reforzada por la falta de testigos –nadie hablaba, bien por miedo o por complicidad tácita– hasta que el Congreso dictó leyes específicas para combatirlos, que culminaron en una detención masiva de sus dirigentes en 1871.

En 1905 se publicó en Estados Unidos la novela The Klansman, de Thomas Dixon, que glorificaba las actividades del KKK y sirvió de base a la película de D. W. GriffithEl nacimiento de una nación, estrenada en 1915.

Ese mismo año el Klan resurgió, aprovechándose del miedo a la inmigración masiva –los católicos y judíos se añadieron a sus objetivos, y la cruz en llamas se incorporó como símbolo– y del triunfo del comunismo en Rusia; fue su época de mayor esplendor, con cuatro millones de miembros y manifestaciones frente a la Casa Blanca.

La Gran Depresión acabó con sus actividades, hasta que volvieron a aparecer en la década de los 60, sobre todo en los Estados del Sur, como consecuencia de las nuevas leyes contra la segregación racial.

Hoy, aunque lejos de sus “tiempos de gloria”, el Klan sigue activo, con un número de miembros que oscila entre 4.000 y 10.000, según las fuentes consultadas, y facciones muy divididas.

Celebran convenciones, publican revistas, alimentan de contenido sus páginas web y hacen declaraciones a la prensa. Los atentados yihadistas les sirven de combustible para reclutar nuevos miembros, basándose ahora en el miedo al Islam.

 

 

Muy interesante

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