Rolando Ramírez, presidente de la Asociación de Productores Pymes de Huevo (APPPH), explicó que la industria avícola tiene dos partes totalmente diferentes, siendo una la cárnica y otra la que produce huevos. En ese orden, aseveró que ambos sectores, especialmente el de huevos, atraviesan duros escenarios en el que se mezclan problemas derivados de la pandemia del COVID-19 y el encarecimiento de las materias primas para la producción (maíz y otros balanceados). “Los costos se fueron al 70% en el inicio de la pandemia y estos no retrocedieron”, expresó Ramírez en diálogo con Enfoque 800 por La Unión.
En ese orden, citó como uno de los principales problemas también al “descomunal” aumento del contrabando de huevos en los últimos meses, especialmente provenientes de Argentina.
Señaló que una forma de identificar huevos de contrabando es por el color, especialmente los que son blancos. “En Paraguay no superan las 20.000 gallinas que producen huevos blancos. Las gallinas de esa raza y que producen esos huevos predominan en Misiones y Chaco, provincias de Argentina, y que son los ingresados de forma masiva acá sin ninguna condición sanitaria”, reveló.
El presidente del gremio comentó que a nivel nacional 3.500.000 gallinas producen huevos. “De todas ellas, no pasan de 20.000 aves que producen huevos blancos en Paraguay”, agregó, añadiendo que la producción local en un precio estándar está en G. 520 por unidad, en tanto que el huevo ingresado de contrabando “no llega a los G. 400”. “Hacé la diferencia ahí por 600.000 huevos producidos por día”, expresó.
Ramírez resaltó la labor del ministro anticontrabando, Emilio Fuster, aunque señaló que es insuficiente por el aumento de grupos que se dedican al ingreso de productos extranjeros sin los correspondientes pagos de impuestos.
Indicó que, de a poco y en medio de los problemas mencionados, el sector se va recuperando. “Hace un mes estábamos aún por debajo del nivel rojo”, dijo.