Cerro Porteño sigue disfrutando merecidamente de “los 33”

Sin discusión. Fue el mejor equipo luego de la vuelta del fútbol post pandemia. Por debajo de los mejores ubicados, el barco azulgrana pudo llegar a puerto seguro y ganar el Apertura con juego, actitud y con pibes que la remaron desde atrás. ¡Festeje Cerro, festeje!

Foto: Twitter @CopaDePrimera.

El optimismo forma parte de la cotidianeidad del ser humano. Aunque eso, en el fútbol, es meramente relativo. Más aún, si miramos la retrospectiva de cómo Cerro Porteño ganó, merecidamente, el Torneo Apertura.

Al llegar Francisco Arce, el Ciclón tenía 12 puntos y se situaba en el sexto puesto de tabla de clasificaciones. Además, seguía resintiendo la temprana eliminación de la Copa CONMEBOL Libertadores. El puntero, Libertad, contaba con 19 unidades. A esa altura, pensar en alcanzar el campeonato era conjugar fórmulas y expectativas en una nueva etapa del entrenador en su casa, Barrio Obrero.

Y vaya que le fue tomando el pulso. A medida que pasaban las fechas, llegaban los triunfos. Entre tanto, los otros candidatos iban encontrando el tropiezo que eran también necesarios para juntar ladrillos y construir el objetivo.

Del sueño a la realidad, era solo un fino hilo. Arce en cierta forma renovó el plantel principal, dejando fuera a nombres habitualmente pesados y poniendo la confianza en chicos de la casa, formados con el ADN azulgrana de principalmente, sentir la camiseta, sentir los colores.

Mathías Villasanti, Alexis Duarte y Santiago Arzamendia, por un lado. Otros llegados de clubes que muchos lo veían como rellenos: Enzo Giménez y Alberto Espínola. Ellos se metieron en la mente junto a los que ya estaban, sudar un poco más y demostrar porque estaban tan cerca.

El día llegó. Superior de inicio a fin ante River Plate, al que venció 3-1 en su Olla, finalmente pudo gritar “Campeón”. Sí, campeón. rompiendo esa hegemonía instalada por su rival de siempre con 4 torneos ganados de manera consecutiva. Eso le puso un condimento más que especial a la celebración.

El Pueblo está feliz. Ese pueblo sufrido que aguantó mucho tiempo en las gargantas este grito. Ese mismo pueblo que se ilusiona cada vez que un torneo ganado le permite ir tras la ansiada consagración internacional.

Festeje, Cerro, festeje. Los 33 son merecidamente suyos.

Comentarios