Obama y Hillary Clinton, de feroces competidores a grandes amigos

EFE

Hace casi ocho años, el 7 de junio de 2008, la entonces senadora Clinton decía adiós a una larga contienda en la que partió como favorita para lograr la nominación demócrata y fue sorprendida, como casi todos, por un fenómeno llamado Barack Obama.

“Trabajaré con todo mi corazón para asegurar que Barack Obama sea nuestro próximo presidente”, prometió ese día Clinton ante unas 2.000 personas en el National Building Museum de Washington.

Atrás quedaba una dura campaña, una feroz competición entre ambos, con duros ataques de Clinton a la inexperiencia de Obama, sobre todo en política exterior, ante los que el entonces senador por Illinois respondió cuestionando el apoyo de su rival a la guerra de Irak.

Fue en la Convención Demócrata de agosto de 2008 en Denver (Colorado) cuando los Clinton (Hillary y el expresidente Bill) enterraron definitivamente el hacha de guerra y tendieron la mano a Obama.

En diciembre de 2008, ya como presidente electo de EE.UU., Obama nominó a Clinton para ser su secretaria de Estado y entonces se refirió a ella como una “gran amiga” con la que, según dijo, compartía la opinión de mantener la seguridad nacional mediante una combinación del poderío militar y la capacidad diplomática.

“Será una secretaria de Estado sobresaliente. Si yo no lo creyera, no le habría ofrecido el puesto, y si ella no creyera que tengo las cualidades necesarias para ser presidente no lo habría aceptado”, argumentó entonces Obama.

Clinton fue la jefa de la diplomacia estadounidense hasta comienzos de 2013 y pasarán a la historia imágenes como la de ella, con la mano en la boca y cara de preocupación, junto a Obama en la Situation Room (sala de crisis) de la Casa Blanca mientras recibían información en tiempo real de la operación que acabó con la vida de Osama Bin Laden en mayo de 2011.

“Estoy con ella”, dijo esta semana Obama en un video con el que anunció oficialmente su respaldo a la candidatura presidencial de Clinton.

En ese video, Obama no escatima elogios hacia la primera mujer con opciones reales de convertirse en presidenta de EE.UU. y comenta que, a su juicio, no ha habido nunca “alguien tan cualificado” como ella para ocupar el cargo de mayor responsabilidad del país.

“Sé lo difícil que puede ser este trabajo, es por eso que sé que Hillary será tan buena”, subraya Obama, para quien la ex primera dama posee “el coraje, la compasión y el corazón” para ejercer la Presidencia.

Ya en abril de 2015, un día antes de que Clinton lanzara formalmente su segunda campaña hacia la Casa Blanca, Obama dejó clara su opinión.

“Ella fue una candidata formidable en 2008, un gran apoyo para mí en las elecciones, una espectacular secretaria de Estado y es mi amiga. Creo que sería una excelente presidenta”, comentó entonces desde Panamá, donde asistió a la VII Cumbre de las Américas.

Según el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, Obama “está deseando” volver a hacer campaña. Se estrenará el próximo miércoles, junto a Clinton, con un mitin en Green Bay (Wisconsin).

En contraste con la histórica impopularidad que persigue sondeo tras sondeo a Clinton y a su casi seguro rival republicano en las elecciones de noviembre, Donald Trump, la aprobación a Obama roza actualmente el 50 % y está en los mejores niveles de su segundo mandato.

De acuerdo con los datos de la firma Gallup, donde más ha crecido la popularidad de Obama desde mayo pasado es entre los hispanos, las mujeres, los menores de 30 años y aquellos que, en cuanto a ideología política, se identifican como independientes.

La debilidad de Clinton entre los independientes y los jóvenes ha quedado patente durante la larga contienda por la nominación frente al senador Bernie Sanders, por lo que una de las principales tareas de Obama en la campaña será convencer a esos votantes de que no hay mejor inquilino para la Casa Blanca que su “gran amiga”. EFE

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