Desde hace más de 40 años, Guillermo Sztejman vive en Israel, país al que emigró con su familia desde Asunción. En contacto con medios paraguayos, relató cómo es el día a día bajo el constante riesgo de ataques, las medidas de seguridad extremas y la esperanza de que la situación se normalice pronto.
“Vivimos momentos muy tensos. El último ataque de Irán impactó en un hospital central, aunque por suerte ya se había previsto que podía ser objetivo y no hubo víctimas”, explicó. En Israel, las alertas por misiles llegan primero por celular, luego suena la sirena y hay apenas minutos para buscar refugio. “Hasta las esquirlas de un misil interceptado pueden ser letales”, agregó.
Sztejman habló también sobre el riesgo geopolítico del cierre del Estrecho de Ormuz y su impacto en el petróleo y el gas: “Podríamos sufrir una pequeña crisis energética. Ya hubo ataques que afectaron a una central eléctrica y a tanques de reserva de gas”.
Pese a la tensión, en su ciudad, Bercheva, el fútbol sigue siendo una válvula de escape. “Soy de Cerro Porteño, pero acá apoyo al Apoel Bercheva. Es el club del pueblo. Como en Paraguay, perdemos, pero no abandonamos”, bromeó.
A pesar del contexto difícil, Guillermo no pierde el espíritu paraguayo: disfruta del tereré, el asado, la sopa paraguaya y, aunque no consigue queso paraguay, prepara chipas con un sustituto israelí.