Cartes y los secuestros

En la mañana del sábado 19 de noviembre de 2016 los medios de comunicación de nuestro país tomaron conocimiento de la liberación del productor agropecuario Martin Hartmann Berwanger en la zona de Alto Verá, departamento de Itapúa, la misma en la que había sido secuestrado en la tarde del jueves 17.

El de Hartmann Berwanger era el quinto secuestro que se desarrollaba en simultáneo en nuestro país, que se sumaba, como lo recordó Andrés Colman Gutierrez en su columna de Ultima Hora, a los de “Edelio Morínigo…869 días (casi dos años y medio) retenido ilegalmente en poder del grupo armado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP)…Abraham Fehr…470 días y el joven Franz Wiebe…116, también en manos del EPP…el ganadero Félix Urbieta…39 días, presumiblemente también en poder del EPP, o de otro grupo armado que se habría desprendido de este”.

Radio La Unión reportó que el ministro del Interior, Tadeo Rojas, escribió en su perfil de Twitter: “Anuncio oficialmente liberación de Martin Hartmann”.

Y, en su material, dice ABC que “Rojas aseguró que la liberación del ganadero brasileño se debió a la ´gran presión policial sobre secuestradores´ y congratuló a los efectivos de la fuerza del orden”.

Ya hay detenidos con referencia al caso que, de ser confirmados como los autores materiales del secuestro, marcarían un tremendo contraste con el caso de Arlan Fick en el que la “gran presión policial sobre los secuestradores” no produjo la detención de ningún secuestrador.

Sobran indicios, en efecto, de que la liberación de Arlan Fick, fue pagada mediante una muy vidriosa colaboración de los organismos de seguridad con un referente de los carteles brasileños de la droga.

El ministro del Interior debe entender que aunque las victorias generales se construyen con victorias particulares, el presente éxito ya no sirve para disimular el déficit del gobierno en seguridad.

El secuestro de Hartmann indica que en el balance de costo beneficio de las organizaciones criminales, sean estas terroristas como el EPP o mafiosos simples en busca de dinero, estas encuentran rentable arriesgarse debido a que la Policía tiene niveles de ineficiencia y corrupción tales que tienen un margen razonable de lograr la impunidad.

El secuestro de Hartmann indica que las organizaciones criminales que están realizando ese balance se están expandiendo por todo el país y que pueden actuar en cualquier momento y en cualquier lugar.

Y este balance no se modificará mientras en la zona Norte haya el ejemplo deletéreo de secuestros no resueltos a pesar de que la ciudadanía ha aprobado la asignación de millones de dólares para dotar adecuadamente a unas fuerzas de seguridad que no le retribuyeron ningún resultado satisfactorio.

Nunca antes en la historia de nuestro país habíamos sufrido una situación como ésta y espero que el gobierno no pretenda, con la resolución particular del secuestro de Hartmann, a diluir la responsabilidad que en este drama tiene el señor Horacio Cartes, presidente de la República y responsable institucional de nuestra seguridad.

 

Por Enrique Vargas Peña

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