COVID-19: flexibilizar uso de tapaboca podría acelerar inicio de una tercera ola

Países que flexibilizaron esta medida registraron repunte de contagios, advierte la directora de Vigilancia de Enfermedades Transmisibles. Este fenómeno se está observando, sobre todo, con la variante Delta, cuya transmisibilidad duplica al virus original.

Foto: mspbs.com.py

Si bien el escenario epidemiológico de COVID-19 en Paraguay muestra un progresivo y continuo descenso de infectados, el nivel de riesgo de transmisión comunitaria del virus, todavía sigue siendo alto, por lo que relajar las medidas de bioseguridad en estos momentos, sobre todo en el uso de tapaboca, podría resultar contraproducente, afirma la Dra. Viviana de Egea, titular de Vigilancia de Enfermedades Transmisibles.

De Egea menciona que, países como Estados Unidos e Israel, con un alto porcentaje de su población vacunada, comenzaron a experimentar un repunte de casos e internaciones luego de flexibilizar el uso del tapaboca. “Este repunte se está observando actualmente en Estados Unidos, sobre todo en la población no vacunada”, alerta la profesional de salud.

Expone que, en estos países, en la medida que la población vacunada aumentaba, los casos de la infección iban disminuyendo, en consecuencia, decidieron relajar la utilización de tapaboca en espacios públicos. Luego de esto, los contagios comenzaron a incrementarse rápidamente, llevándolos a retroceder y volver nuevamente al uso universal de tapaboca.

Ante esta situación, la doctora afirma que, lo recomendable es continuar con las medidas no farmacológicas de prevención para evitar un repunte de casos y retrasar la aparición de una tercera ola que ya lo están experimentando otros países.

En caso que el nivel de transmisión comunitaria del virus desciende a un nivel 2 (moderado) o 1 (bajo), afirma que es muy probable que las medidas establecidas permanezcan. “Cuando se decrete el fin de la pandemia, el uso de tapaboca en espacios cerrados, principalmente personas con síntomas respiratorios es una medida sanitaria que debe quedar implementada. Asegura que es una medida recomendada mucho antes de la pandemia para el control de infecciones, como influenza y otras de índole respiratorio, al igual que la etiqueta de la tos, para impedir que el virus se disperse a otros. Esto debe ir acompañado de una concesión de reposo domiciliario por parte del empleador para impedir, de esta manera, que la persona enferma venga a trabajar y contagie al resto de sus compañeros, previa consulta médica.

Inmunidad de rebaño

Cuanto más contagiosa es la enfermedad, mayor es el porcentaje de la población que debe ser vacunada para lograr la inmunidad de rebaño, es decir, establecer un escudo para los no vacunados.

La variante de preocupación Delta produce una tasa de transmisión mucho mayor que el virus original. Anteriormente, una persona infectada con el virus original contagiaba a un promedio de cinco personas, en cambio, con la Delta, la persona enferma puede infectar a unas nueve personas. Teniendo en cuenta esto, se calcula que el porcentaje de vacunados debe ir entre 60 y 80% para alcanzar la inmunidad de rebaño frente al COVID-19, que conducirá a lograr el corte de transmisión del virus y en consecuencia, poner fin a la epidemia.

 

 

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