La fascinante historia de Roland Garros, las canchas de tenis que han sido testigo de lo mejor y lo peor de Francia

Hoy Roland Garros es el nombre oficial del Abierto de Tenis de Francia, uno de los cuatro Grand Slams —o grandes campeonatos— del deporte de raqueta.

Pero el famoso complejo no nació en realidad para albergar ese torneo sino para ser sede de otro: la Copa Davis, que enfrenta a equipos por países.

Resulta que en 1927 Francia ganó por primera vez esa competencia de la mano de sus cuatro “mosqueteros”: Jacques Brugnon, Jean Borotra, Henri Cochet y René Lacoste.

Entonces surgió la necesidad de construir un estadio para ser escenario de la defensa del título.

Así fue que nació en 1928 Roland Garros, bautizado así en honor a un heroico aviador francés de la Primera Guerra que además fue el primero en pilotar un avión sobre el Mediterráneo.

El complejo de tenis fue bautizado así en honor al aviador de la Primera Guerra francés Roland Garros. / Foto: Getty Images.

El estadio se construyó en un lote de tres hectáreas donadas por la ciudad de París en la Porte D’Auteuil, en el arrondissement (o distrito) XVI, en el sudoeste de la capital.

Además de albergar la Copa Davis —que Francia defendió con éxito y de manera consecutiva hasta 1932— Roland Garros también pasó a ser el hogar del campeonato nacional de tenis, que se venía jugando desde 1891.

Hasta ese momento el torneo había alternado entre el Club de Carreras en Croix-Catelan y las canchas del Stade Français en la Faisanderie del Parque de San Cloud.

Nueva era

El cambio a su sede permanente ocurrió poco después de que la competencia comenzara a ser internacional, lo que ocurrió en 1925.

Esa apertura le dio al campeonato mucho más prestigio, ya que comenzaron a competir los mejores jugadores del mundo.

El primer torneo en Roland Garros lo ganó el local Henri Cochet en 1928.

Los “mosqueteros” franceses lograron mantener su hegemonía ganando el torneo hasta 1932.

En cambio en la competencia femenina, que había estado dominada durante la primera mitad de la década del 20 por la local Suzanne Lenglen, comenzaron a imponerse las extranjeras.

Una de las canchas del complejo deportivo lleva el nombre de Suzanne Lenglen, campeona de tenis en la década de 1920. / Foto: Getty Images.

La estadounidense Helen Wills Moody fue la primera campeona en la nueva sede de Roland Garros.

El torneo no tendría una ganadora francesa hasta 1938, con el triunfo de Simonne Mathieu.

Momento oscuro

La gloriosa historia de Roland Garros tuvo un momento oscuro con el estallido de la Segunda Guerra Mundial.

Algunos historiadores del tenis califican esa época de “vergonzosa”, mientras que la Federación Francesa de Tenis prefiere omitirla cuando recuenta la vida y obra de la sede del Abierto de Francia.

El español Rafael Nadal es el tenista que más títulos ha ganado en Roland Garros con 10. / Foto: EPA.

Sin embargo, lo cierto es que los patrones del campeonato no tuvieron mucha opción cuando, en 1939, las autoridades convirtieron a Roland Garros en un campo de concentración.

Inicialmente fue usado por un gobierno francés inseguro que buscaba alojar disidentes políticos, extranjeros y otros sospechosos.

Pero a medida que la guerra avanzó y la ocupación alemana se esparció, se tornó en el “hogar” de los judíos que más tarde serían enviados hacia el oriente donde les esperaba la muerte.

Uno de esos prisioneros fue el autor Arthur Koesler, quien consignó sus experiencias como preso político en el libro “Oscuridad al mediodía”.

Recuerdos dolorosos

Koesler, quien se escapó de los nazis y se refugió en Inglaterra, escribió: “En Roland Garros nos autodenominábamos cavernícolas, unos 600 de nosotros que vivíamos debajo de las escaleras del estadio”.

“Dormíamos sobre paja mojada porque había goteras y estábamos tan apretujados que nos sentíamos como sardinas”.

A pocos les gusta recordar que durante la Segunda Guerra Mundial Roland Garros fue usado como campo de concentración. / Foto: Getty Images.

“Muy pocos de nosotros sabíamos algo de tenis pero cuando nos permitían caminar en el estadio, veíamos los nombres de Borotra y Brugnon en el tablero”, señaló.

“Hacíamos chistes sobre los dobles mixtos. De hecho, comparado con nuestras experiencias en el pasado y el futuro, Roland Garros era un parque de diversiones”.

Épocas de oro

Tras esos años —que Roland Garros preferiría olvidar— el torneo recobró su gloria con el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Eso sí: el imperio del tenis francés se había acabado.

Los nuevos reyes y reinas venían del nuevo mundo: por años dominaron los estadounidenses y australianos.

En el 2017, Rafael Nadal conquistó por décima vez el torneo de Roland Garros.

En 1956, se vivió un hito cuando Althea Gibson se convirtió en la primera estadounidense negra en ganar un Grand Slam, derrotando a Angela Mortimer.

En 1968, en medio de los levantamientos militantes y las huelgas que se tomaron la nación, Roland Garros le abrió las puertas al profesionalismo.

El australiano Ken Rosewall fue el primero en ganar los 15.000 francos que otorgó como premio el Abierto Francés.

Fue 15 años después de haberse impuesto allí por primera vez, cuando era un adolescente.

Seis años más tarde, Bjorn Borg y Chris Evert iniciaron sus reinados en las canchas de arcilla.

Las batallas de Evert con Martina Navratilova fueron verdaderos clásicos, pero los ojos de Francia estaban puestos en Yannick Noah, cuyo éxito en 1983 le puso fin a los 37 años de espera por un campeón francés.

Yannick Noah fue el último campeón local del Grand Slam francés ganó en 1983. / Foto: Getty Images.

Sangre nueva

En 1989, un diminuto estadounidense llamado Michael Chang se convirtió en el más joven ganador de individuales, con 17 años y tres meses de edad.

El año siguiente se estableció otro récord cuando Monica Seles logró el primero de sus tres títulos sucesivos a la edad de 16 años y medio de edad.

Otra adolescente, número uno mundial, Martina Hingis, sintió el fervor del Roland Garros al faltarle al respeto a Steffi Graf en la final de 1999.

Las instalaciones del Roland Garros sirvieron un propósito sombrío durante la Segunda Guerra Mundial.
El Abierto de Francia se juega sobre tierra batida.

Graf ganó el campeonato, su último antes de retirarse del juego y Hingis salió de la cancha en medio de abucheos.

Al día siguiente, Andre Agassi —hoy marido de Graf— coronó su retorno tenístico con el título, que además lo convirtió en el quinto jugador en la historia conseguir los cuatro principales del mundo.

¿Y Francia?

En el nuevo milenio y al completarse un proyecto de tres años de renovaciones, Mary Pierce logró romper con la mala racha de las francesas en la arcilla en 2000 al ganar la Copa Suzanne Lenglen.

Mary Pierce fue la última francesa en ganarlo, en 2000. / Foto: Getty Images.

Había permanecido en manos extranjeras desde que Françoise Durr la sostuvo en 1967.

Fue la última francesa en ganarlo hasta el día de hoy.

Pero a los hombres les ha ido aún peor.

El último francés en ganar en su tierra fue el ya mencionado Noah, en 1983 y sólo otro —Marcel Bernard, en 1946— lo ha hecho desde el final de la guerra.

Más de tres décadas más tarde, algunos se preguntan cuándo volverá la nación anfitriona a celebrar la victoria y quién será el francés que pueda volver a recibir la codiciada Coupe des Mousquetaires.

 

Con información de BBC Mundo.

Comentarios