El misterio del bastón presidencial que Mauricio Macri no llegó a estrenar

Desde el retorno de la democracia, Juan Carlos Pallarols fue el encargado de producir los bastones presidenciales. Para cada mandato optó por un estilo y un diseño particular. Lo mismo parecía que habría de ocurrir con la asunción de Mauricio Macri. Sin embargo, el nuevo gobierno rompió la tradición y eligió a otro artesano. Este fin de semana, cuando se cumplen los primeros 100 días de gestión de la nueva Presidencia, todavía queda una “herida” sin cerrar para el célebre artesano.

“La gente me pregunta dónde esta el bastón. Recibí mas de seis mil mensajes en Facebook preguntando. Muchos han puesto el alma, el corazón. No puedo defraudarlos y decirles que no sé lo que pasó. Es una falta de respeto que no me hayan explicado nada ni a mí, ni al pueblo”, dijo el orfebre.

La obra de Pallarols es considerada como “el bastón del pueblo”, ya que pasó por las manos de once presidentes. En el último diseño, el artista acumuló más de un año de trabajo y contó con el aporte de ciudadanos de todo el país. Incluso, antes de ser entregado al Presidente, el extremo superior fue “marcado” con un martillo por cientos de personas que pidieron por sus familias y por la unión del país. “Más de 400 personas ayudaron al diseño del bastón por eso merece un mínimo reconocimiento”, dijo.

“Cuando me enteré de que iba a ser usado otro bastón presidencial fue como una puñalada en el pecho, que luego se transformó en largos días de internación en el hospital. El medico me dijo que era por estrés y por mucha angustia. Casi me voy del otro lado”, relató el artesano.

El bastón está hecho de plata 925. Sobre su cuerpo están tallados 24 cardos que representan a cada provincia. A ellas se les suman tres pimpollos sin florecer, en alusión a las islas del Atlántico Sur (Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur). Solo hay un detalle de oro: el Escudo Nacional. Cada bastón presidencial fabricado por Pallarols tiene entre 85 y 95 cm y la medida depende de la altura del Presidente de turno.

El orfebre todavía guarda la factura que le entregó la Dirección de Ceremonial de la Casa Rosada. En ella figura el día de la entrega el precio simbólico que el Estado pagó por la joya. “Desde el primer bastón yo elegí donarlo, pero como el trámite es engorroso, lo cobro a un peso”, explicó.

Desde Raúl Alfonsín en adelante nunca se había roto la tradición de elegir a Pallarols para el diseño y construcción del símbolo. Según el artesano, el nuevo gobierno no le dio ninguna explicación de por qué eligieron otra opción. Tampoco sobre el destino que le dieron. Todavía la sigue esperando.

FUENTE: INFOBAE

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